Se obtuvieron energía del viento, el sol y el agua. Hay otra potencial fuente de energía que es tan abundante que cubre el 71% de la Tierra, pero ha sido un desafío sacarle provecho. El emprendimiento Columbia Power es la última compañía en soñar con aprovechar el océano para producir electricidad. Está construyendo un generador a base de olas llamado StingRAY que flotará en la superficie del océano, convirtiendo a cada ola que pasa en energía utilizable.

La energía oceánica no es una nueva idea, pero se ha batallado en encontrar un enfoque efectivo en términos de costo. Los generadores de olas no pueden ser ubicados en cualquier lugar. Se deben de tomar en cuenta cosas como las rutas de navegación existentes y la vida marina.

La industria de la energía a base de la marea, que recurre a marejadas para poner en movimiento turbinas submarinas gigantes, está mucho más establecida, pero está lejos de ser una de las principales. La energía obtenida por olas es similar, pero más nueva y enfrenta sus propios desafíos.

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Columbia Power está utilizando un sistema similar a una turbina de viento para producir energía a base de olas. Se realiza en un lugar por medio de un amarre atado al fondo oceánico. Cada ola que pasa mueve a flotadores dentro del compartimiento central, dando poder a un generador magnético. Un largo cable submarino conecta una serie de turbinas a la red eléctrica.

La más reciente versión del StingRAY pesa 700 toneladas y tiene 20 metros de altura. La mayor parte está bajo la superficie del agua por lo que todo lo que es visible sobre la superficie son 2,5 metros de maquinaria color amarillo. Por la noche, luces de navegación advierten a las embarcaciones sobre su localización.

Y el océano puede ser un ambiente que no perdona. El constante estrés del agua, la sal y el fuerte movimiento significa que cualquier maquinaria necesita reparaciones frecuentes. El sistema de Columbia Power está diseñado para recibir mantenimiento en el mar por lo que no necesita apagarse durante tormentas fuertes o ser arrastrado a puerto.

También tiene su ventaja el hecho de que se instala en el mar. El StingRAY está diseñado para trabajar en aguas de 70 metros de profundidad. En la costa oeste de Estados Unidos, eso significa una distancia de 4,8 kilómetros de la costa. Lejos de las ciudades y casas, dichas instalaciones pueden evitar hacer enojar a vecinos y tener que sujetarse a regulaciones que agobian a las turbinas de viento.

Estos gigantes no están dando electricidad a nada todavía. La compañía de 11 personas está probando sus creaciones en tanques especiales, como uno ubicado en la Universidad de Washington. Una StingRAY fue probada por poco más de un año en el Estrecho de Puget. Ahora la compañía se está preparando para desplegar una versión a gran escala en un sitio de pruebas de la Marina en Hawái.

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