El violento ataque de un delincuente a una joven estudiante en la vía pública conmocionó a la sociedad hace unos días. La adolescente, de 14 años, iba camino a su colegio utilizando su teléfono celular cuando fue interceptada por un llamado motobandi, quien intentó arrebatarle el aparato.

Instintivamente, la joven víctima se resistió a entregar la prenda, actitud que fue respondida con fuertes golpes con la culata de un arma de fuego. El ataque fue tan brutal que el revólver quedó roto en pedazos. El hecho sucedió apenas a 20 metros de la institución educativa, en momentos en que centenares de alumnos ingresaban a clases. El delincuente dejó ensangrentada a su víctima y huyó del lugar ante el estupor de padres, estudiantes y profesores.

El uso del celular está cada vez más extendido. Desde muy temprana edad, muchos niños y adolescentes cuentan con el aparato que les permite no solo comunicarse con familiares, amigos y compañeros, sino también acceder a información con conectarse a las redes sociales.

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Con frecuencia utilizan el celular sin tomar las debidas precauciones o sin prestar atención a lo que acontece a su alrededor. Esta situación vuelve a los niños y adolescentes "presas fáciles" de los llamados motobandis, que parecen ahora enfocarse en los horarios de entrada y de salida de escuelas y colegios para cometer sus asaltos.

Esta modalidad delictiva se ha expandido de forma alarmante. Mientras el conductor mantiene el motor en marcha, el acompañante armado con un puñal, un revólver o a mano limpia despoja a las víctimas de sus pertenencias o ingresa a un local comercial donde se apropia del contenido de la caja. En cuestión de segundos, los delincuentes huyen del lugar, perdiéndose en las calles oscuras o en el tráfico de la ciudad.

Con frecuencia, dado que el golpe se basa en la sorpresa y en la rapidez, los motobandis primero atacan físicamente a la víctima antes de concretar el robo para evitar cualquier tipo de reacción. Operan en la vía pública y en estaciones de servicio o comercios similares en las principales ciudades del país.

En países como Brasil, los motobandis no solo roban a transeúntes, sino que también incluyen entre sus víctimas a conductores que aguardan la señal verde del semáforo o que se encuentran atascados en el tránsito. Por sus características, este tipo de asalto resulta sumamente difícil de combatir. La persecución de los ladrones termina siendo imposible. Salta a la vista que es urgente adoptar medidas para frenar el crecimiento de esta violenta modalidad delictiva.

Es evidente también que los motobandis no pueden ser vencidos por los medios habituales, porque una vez cometido el robo tienen todas las ventajas a su favor para escapar impunemente de la escena. Tal como está el tráfico hoy en las avenidas de Asunción y el Área Metropolitana difícilmente una patrullera podrá dar alcance a ladrones que huyen en moto. Es pues preciso pensar en acciones diferentes para obtener mejores resultados.

Las fuerzas de seguridad deberán pues diseñar estrategias distintas para hacer frente a este problema que en ciertas zonas del Área Metropolitana se encuentra desbordado. Los procedimientos habituales no consiguen frenar la acción de estos delincuentes que operan además con creciente violencia. Es indispensable además hacer una firme exhortación a la población –y muy en particular a los jóvenes– a mantenerse en alerta en las calles y avenidas ante la posibilidad de un ataque repentino.

Y sobre todo a utilizar los celulares solo lo extremadamente necesario cuando se transita en la vía pública.

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