Las noticias sobre la situación climática en esta zona del mundo son en estos días alarmantes. El fenómeno El Niño azota con particular severidad gran parte del territorio del sur de América, donde padecemos todo tipo de manifestaciones que a diario nos ponen frente a un escenario difícil de evaluar sin temores.

El río Paraguay sigue creciendo, alimentado por las lluvias copiosas. Hasta ayer ya se contabilizaban, según el ministro de la Secretaría de Emergencias Nacional, Joaquín Roa, un total de 37.000 familias afectadas por los temporales. De esa cifra, por lo menos 1.800 familias son hasta ahora las seriamente damnificadas en Central y se espera mayor cantidad de inundados, ya que las aguas no detienen su fuerza y efecto, ya cerca de los 7 metros, cuando se considera sumamente crítica la situación.

Otros departamentos del país han padecido numerosos daños con las últimas fuertes tormentas. Una situación que irá in crescendo, según lo explican los pronósticos meteorológicos.

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Las autoridades responsables de la SEN están preocupadas por sus propios recursos, ya que deben multiplicarse por miles para alcanzar los primeros auxilios materiales, tanto a los afectados por la inundación como a los que sufren los daños por la caída de granizo sobre los techos, los derrumbes y otros dramas producidos por las tormentas acompañadas de fuertes vientos.

Según ha dicho a los medios Joaquín Roa, los recursos para ayudar alcanzan para cubrir necesidades derivadas de las crecidas, pero eso será superado ampliamente si siguen creciendo las demandas.

El turístico barrio Loma San Jerónimo ya sufre en carne propia los efectos de la inundación y sus habitantes claman por ayuda. Las plazas y espacios públicos de la capital se ven invadidos por viviendas precarias con la consabida lucha entre la necesidad de paliar una situación de crisis de las familias que viven en bañados y sitios inundables y la protesta de los vecinos que afirman que la creación de esos "barrios temporales" se convierten en un problema que ellos afrontan cada vez que ocurren estos fenómenos climáticos.

De acuerdo a todos los estudios realizados sobre el cambio climático, la situación a nivel mundial es más que crítica. Y, en lo que a esta parte del mundo respecta, seguiremos sufriendo los embates de El Niño con sus fuertes tormentas, altas temperaturas y lluvias copiosas y peligrosas caídas de granizo y otros fenómenos. Y no podemos escapar de esa realidad, sino asumir con responsabilidad un tema tan delicado como urgente.

El desafío debe comprometer a las autoridades nacionales y municipales a buscar y encontrar verdaderas soluciones para este tipo de situación que ya no ocurren cada varios años o una sola vez al año, sino que, de acuerdo a los pronósticos, irá en aumento y ya serán más habituales. Buscar soluciones técnicas y adecuadas, sin priorizar la conveniencia de sectores políticos que han utilizado por décadas esa fragilidad en la que se vive en zonas difíciles y trabajar con todos los sectores para mejorar la calidad de vida de toda la ciudadanía, sin exclusiones.

Debemos asumir que estamos en un momento difícil en cuanto al clima se refiere y que tendremos que atravesar unos meses poco esperanzadores en ese sentido. Tal vez sea una oportunidad, como cada crisis, para asumir el reto de cambiar la situación para bien de todos y trabajar unidos por un objetivo común.

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