El profesional termina explicando y defendiendo su trabajo. Reproducimos íntegramente el descargo que realiza Vera a través de una carta.

MANGORÉ, el amor al arte no se explica, y…

Luis R. Vera

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Me han preguntado - y a veces pedido - amigos, colaboradores, y admiradores, que explique o responda al puñado de comentaristas o críticos negativos de mi película "Mangoré, por amor al arte", los alcances, el significado, o qué quise hacer o decir con Mangoré, y aunque no tengo asuntos pendientes ni explicaciones por dar de cara a mi obra, sí tengo todo el derecho a comentar y a exponer mis reflexiones sobre la situación producida post estreno de una película fundamental sobre un personaje trascendental.

Pero nada a explicar, a defender, o argumentar, si una obra de arte no se explica, una vez terminada y entregada al espectador, al público, al observador, la obra se interpreta, se percibe, se siente, de acuerdo a la inteligencia, sensibilidad, y cultura de cada cual, y Mangoré es exactamente eso. Los contenidos, las distintas lecturas que la película provoca, los distintos niveles de relato que tiene esta, las metáforas están abierta o subliminalmente expuestos de acuerdo a una poética, que no solo obedece a una obra, sino a una visión de autor, a una manera de ver y sentir el mundo, a una manera de interpretar y sentir a los seres humanos, y al como manifiestan su condición en relación armónica o conflictiva con sus semejantes, o cómo orientan sus vidas en relación a sus sueños, vocaciones o aspiraciones fundamentales, en este caso, el arte, la música. Es decir esto, lo ves o no, lo sientes o no, lo interpretas o no, lo filtras o no de acuerdo a una relación espontánea, directa y limpia con la obra, excepto que haya pre-juicio, premeditación, frustración, ignorancia, resentimientos, envidia, afanes de reemplazar el protagonismo de la obra por el propio, y otras especies de naturaleza parecida, como extemporáneas razones extra cinematográficas que van a por nombres, personas, y hasta con algún tufillo patriotero, llámense estos Rubin o Vera…

No hay mucho espacio para discernir en tal escenario, pues con esa contaminación se ha perdido toda objetividad, restando espacio libre a tu subjetividad atrapada en ataduras sociales, convenciones morales, estéticas, y en el caso del cine, de la costumbre de ver en un 95% de tu cultura cinéfila, el estereotipo del mismo anestésico esquema de narración repetido hasta el adormecimiento, que inhabilita abrir mente y sensibilidad a otro paradigma. Este escenario, creado fundamentalmente por el cine de Hollywood y sus secuelas de cualquier parte, incluyendo las de un llamado cine nacional, que copia el mismo modelo y estereotipos, pero con historias locales, hace estéril o muy difícil, cualquier intento para una respuesta con altura sobre una película cuyo tema central es justamente la creación artística…

"Mangoré, por amor al arte", es sencillamente ese recorrido, ese viaje, con las estaciones elegidas, ni más, pero tampoco menos…nunca pretendió ser la vida entera, ni de él ni de nadie, ni la única verdad de él ni de nadie, simplemente la aproximación intelectual y emocional a un hombre extraordinario y a un músico maravilloso, y la esencia de este perfil sicológico complejo y que conduce toda la trama, es la revisión y quehacer de la dualidad en todo artista, la fantasía del enfrentamiento entre Barrios y Mangoré, entre el hombre y el genio, entre el cotidiano y el mito, entre lo real y el imaginario, entre el ciudadano y el artista ….y todo eso es lo que miles de gente de toda diversidad social y etaria aplauden en cada exhibición, muy lejos de algunos comentaristas y sus acólitos que nunca arriesgaron Nada, más que sus frágiles y autocomplacientes opiniodardos que envenenados o no, engalanan los rincones de sus oscuras, solitarias, desamoradas, y cloacales existencias, desde donde, agazapados, y sin arriesgar Nada, aguardan el próximo motivo de fagocitarse entre ellos un nuevo y efímero minuto de fama, a costa de los que si arriesgamos Todo,

El cine de Mangoré, ofrece al público reflexión y emoción, y no apela a ningún truco sentimentalista superficial como enganche a la taquilla que debe asegurar su venta de pororós y cocacolas, ni trata al público como una masa de idiotas. Lo han dicho varias voces nada menores, ni del caso citarlas, pero sí, nos adelantamos, estética, ética, conceptual y moralmente. Renunciamos a los clichés para hacer una obra artística y elaborar y vender un producto, para eso no usamos la pantalla para consumo ni tráfico de narcos, no exhibimos el morbo de carne fémina, no tributamos la traición ni conductas mafiosas, ni culto a lo material (las películas más taquilleras o recurrentes en temáticas guionadas en Paraguay, tienen el dinero como recompensa en los personajes de 7 cajas, cigarras, latas vacías, costa dulce, los que lloran, etc.) ni balaceras, ni hablamos de corrupción promoviéndola, ni abusamos sketches vulgares, ni usamos pirotecnia, excepto la de la condición humana y sus conflictos, que encarnados por Mangoré y su entorno, inundaron la pantalla con Fogonazos de Emoción, lo Cual, es Mucho, para los tiempos que corren y los valores que maneja la sociedad actual, culturalmente con mucha dificultad de emocionarse con Algo, acaso con lo muy superficial… A cambio de balas y chistes livianos, entregamos ideales, valores y sueños, razones esenciales para vivir, y el paradigma de un viaje al alma de un ser con tal vocación y autoestima, que para alcanzar la plenitud y realización en la vida está convencido que solo basta la superación constante de sí mismo, la nobleza de sus actos y el amor por lo que hace, dejando un legado inmortal y universal con su obra…

Puede haber malas o regulares críticas, que no me dejan fuera de combate, cuando hay lectura leal de la película, me pone alerta, no me rinde, porque no tiene sentido, es un privilegio y una alegría vivir de lo que hago, y buscar en el arte hacer feliz a los demás. A lo que no le doy combate es a la mala intención y al ensañamiento destructivo y agazapado, que busca levantar a la galería, por aquellos que pretenden porque leyeron tres libros y vieron mil películas iguales, aunque sean de distintos géneros, erigirse en jueces, bah! ni eso, en pedir a gritos ser tomados en cuenta, claman por atención y un poco de cariño, esos no merecen combate, ya están derrotados, nunca arriesgaron Nada, la vida los puso allí, a la vera del camino…

De tanto mirarse el ombligo la mayoría de este medio, autodenominado audiovisual nacional, incluido sus comentaristas, (que como en el fútbol, cualquiera puede pretender serlo habiendo jugado un partido o viendo una película) es tan miope y maniqueo, que se vuelve en contra de personas como Leo Rubin, que en una sola película invierte como soñador y productor todo lo que el resto, sumado, ha invertido en las anteriores, sacando del medio a quien todos acuden para pedir ayuda, patrocinio, o espacios de difusión para sus propios proyectos. Este medio es el que con cero diálogo entre sí, estrena 4 películas en lapso de 5 semanas, es decir toda la producción del año, encimándose unas a otras y aprovechando el impulso y el anuncio anticipado de una sola de ellas, Mangoré, por qué? Para qué? Oportunismo premeditado?. Este medio es el que nomina a "Oscar", a través de la todavía discutida "academia", a una película que solo tiene de paraguaya sus paisajes y personajes, pero que lisa y llanamente es una producción suiza en todos sus estamentos, excepto su directora-actriz (Como si Chile nominara a Mangoré, porque yo nací allí) echando por el suelo todos los otros esfuerzos de la incipiente y emergente producción local que tanto necesita presentarse, y reconocerse de lo que es capaz de hacer, tanto aquí como afuera. Este medio es un archipiélago, formado por muchas islas, y luchando por la propia, jodiéndole al del lado, con cero solidaridad o sueño colectivo, salvo para que le apoyen su isla: gremial, festival, académica, institucional… Pero claro, para la egoenvidiolatría y falta de visión, lo importante es lombrices jalando hacia el fondo de la lata a la lombriz que desde el borde intenta sobresalir por mérito propio… una vez más, la mediocridad como la peor enemiga de la calidad…..

Yo no me inventé con Mangoré, llegué ya premiado a Paraguay a comienzos de los '90, hice documentales y Miss Ameriguá, que sacó del ostracismo a Paraguay para retratarlo en cine para el mundo, estrenando en las mismas salas que el Pulp Fiction de Tarantino en horizontes tan remotos como Suecia y otros países… Inspirado en la pléyade de maestros italianos desde Visconti a Tornatore, pasando por de Sicca y Scola, y motivado por Bergman, Tarkovsky y Kusturika, admirando a Scorsesse, Kurosawa, Truffaut o Kiarostami, todos los cuales han apadrinado mi forma de ver, escribir y hacer el cine, que no la rehúyo ni busca engañar, la propongo, la expongo y la practico; en todas mis obras que son muchas, tomo riesgos, no copio, no repito, experimento, me juego, busco superarme a mí mismo y ser mejor que nadie, respondo a valores y principios que no transo, porque creo que un mundo mucho mejor del que tenemos, se construye también con un arte que apueste a calidad de vida, al humanismo, la solidaridad, y al derecho a soñar, porque no tengo nada que esconder ni avergonzarme, lo que hice es lo más grande y mejor que pude hacer con estos contenidos y personajes, tal vez pude mejor, tal vez, pero el Tal Vez ni lo filmé, ni quedará en la historia, como si quedará Mangoré, por amor al arte… Yo nunca le hice nada a nadie en este país, aparte de por principios y cultura, tener opinión franca, decir las cosas por su nombre, de frente y cuando correspondía, a ineptos, mediocres, desleales, corruptos, fuera de mis equipos de trabajo o incluso dentro de ellos. Al contrario, y pese a que soy un activista del cine paraguayo, y a pesar de que soy creo el único director y guionista, al menos con amplia, probada, y premiada trayectoria, que desde hace literalmente décadas le ha aportado y aporta al cine de este país, (comienzos de los '90 hasta ahora), siento no se me trata con deferencia ni menos respeto, a menudo me ningunean, o me saludan con nervios crispados, lo que habla nada bien de la mentada hospitalidad paraguaya. Salvo honrosas excepciones, de personas a quienes respeto y aprecio, la hipocresía abunda y han convertido a esta en identidad y marca nacional.

Como me dijo un amigo, este país se convirtió en una máquina de impedir, y peor aún de No soportar el éxito ajeno, menos el conseguido honestamente, porque el otro éxito, el material, el que te iguala en la sospecha, por haberlo conseguido con malas artes, ese se celebra, ese en el que tienes que activar la cadena de contactos, las redes de influencia, usar recursos de dudosa procedencia, o a los francotiradores… Yo no he estado ni estaré en ello, porque estoy avalado por una sólida obra realizada en 2 continentes, que puede gustar o no, pero conseguida a lo Mangoré, sin aplastar ni denostar a nadie…Y que está en total coherencia con mi credo del cine, de la cual no me he movido ni me moveré un ápice, porque mi arte no solo es entretención, sino que además es un acto de cultura y un poderoso testimonio de la historia… como lo muestra cabalmente este amor al arte que es Mangoré!

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