Bajo la lluvia de ayer, muchos servidores que trabajaron durante la visita del papa San Juan Pablo II, en 1988, llegaron hasta el ex Seminario Metropolitano, donde no solo se encontraron luego de tantos años, sino que revivieron experiencias y prometieron continuar con la misma labor este año.

Tras recordar los trabajos realizados, cantar, alabar a Dios y manifestar su disposición al trabajo, ya que "ser servidor es algo de toda la vida", estas personas se mostraron dispuestas a continuar con la tarea que habían iniciado hace casi tres décadas atrás.

La convocatoria se debe a la escasez de personas para el servicio de voluntariado para la visita del papa Francisco a Paraguay. Ellos están dispuestos a trabajar nuevamente, con el mismo ímpetu y vocación de servicio de entonces.

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Así lo expresó Eduardo Giménez, una de las 35.000 personas que trabajaron en 1988 como servidor. "Hemos decidido convocar a los antiguos servidores, teniendo en cuenta la experiencia que ya tenemos y también a la falta de voluntarios", manifestó.

Agregó que el trabajo de servidor no es solo presentarse y ponerse el chaleco, sino que va más allá. Giménez explicó que no solo hablarán de su experiencia con los jóvenes que ahora se presenten como servidores, sino que también estarán en el campo, aportando conocimiento, experiencia y trabajo.

"Hay una serie de técnicas que hemos practicado hace 27 años, y es eso lo que ahora queremos pasársela a los jóvenes y volver a hacer si es necesario. Tenemos una forma de hacer el trabajo y eso es lo que vamos a enseñar", dijo.

Los ex servidores del 88 aseguran que trabajarán en la preparación de los jóvenes que ahora se disponen para el desafío de cuidar a casi dos millones de personas en un solo lugar. Si bien en principio habían dicho que desean dejar el campo para los más jóvenes, viendo la necesidad de voluntarios están dispuestos a realizar una vez más, la tarea de servidor durante esta nueva visita del Papa.

"Vamos a trabajar para dos personas: hace 27 años lo hicimos para el papa San Juan Pablo II y ahora lo haremos para el papa Francisco. Y si servir a un Papa fue maravilloso y es una experiencia en la vida de uno, imagínense lo que será servir a dos Papas", expresó Máxima Gallardo, de 78 años, quien está dispuesta a ser servidora una vez más.

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