"Mientras en los barrios de clase media alta el incremento de la percepción fue cercano a un 30% en ese período, para el resto, incluyendo los de clase baja, villas (favelas) y asentamientos fue de entre el 50% y el 60%", indicó en conferencia de prensa Agustín Salvia, jefe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.

El arzobispo Víctor Fernández, rector de la UCA --una de las entidades educativas privadas más poderosas del país--, dijo que el estudio se enmarca en la preocupación del papa Francisco sobre la situación del narcotráfico en Argentina.

Fernández recordó que el Sumo Pontífice, el exarzobispo argentino Jorge Bergoglio, advirtió en su primer viaje tras ser elegido, durante la Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro, que los narcotraficantes "cantan victoria, han vencido".

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"Un 3,6% de los hogares del país, unos 459.000, admiten tener problemas con adicciones severas al alcohol y las drogas. Es una plaga", señaló Salvia en el auditorio de la UCA en el residencial barrio de Puerto Madero.

La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) había advertido en un documento el año pasado que en Argentina "costará mucho tiempo y sangre" erradicar el narcotráfico.

Argentina fue durante años un país sólo de tráfico de drogas, pero el consumo aumentó e incluso se sospecha que puede haber producción. "Hay indicios, pero no podemos dar testimonio de ello", afirmó Salvia.

La muestra se realizó sobre un universo de 5.700 hogares consultados, en ciudades de más de 80.000 habitantes, con un margen de error de 1,3% en más o en menos.

Rosario, un rico polo agroindustrial al norte de Buenos Aires, es la ciudad más castigada por los crímenes vinculados a la venta de drogas. "Allí es más visible", afirmó Salvia. "En otros lugares es grave, pero no se visibiliza tanto".

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