En rueda de prensa detalló que el autor de la balacera, el empresario Claudio Giardiello, imputado por quiebra fraudulenta, disparó y mató a su socio, Giorgio Erba, a su abogado Lorenzo Alberto Claris Appiani y al juez Fernando Ciampi.

Los medios informativos reportaron que una cuarta persona había sido encontrada muerta aparentemente a causa de un infarto dentro de la sede de los tribunales milaneses, pero Bruti Liberati no confirmó esas versiones.

Explicó que otro socio de Giardiella, también acusado del mismo delito, Davide Limongelli, fue hospitalizado en graves condiciones, mientras que un contador resultó herido en una pierna.

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El fiscal informó que Giardiella, quien fue detenido cuando escapaba en una motocicleta, portaba una pistola con dos cargadores y habría disparado en 13 ocasiones.

Señaló que de acuerdo con una primera reconstrucción de los hechos, el hombre ingresó al Palacio de Justicia milanés por una entrada reservada a abogados, magistrados y personal administrativo, por lo que no debió pasar por el detector de metales.

Dijo que se presume que Giardiella presentó un documento falso para ingresar al tribunal, comenzó a disparar en el tercer piso tras una discusión con su abogado, quien renunció a representarlo legalmente en la causa en la que era imputado.

El empresario primero abrió fuego contra sus ex socios y su abogado, luego salió del aula para descender al segundo piso del edificio y encontró por las escaleras al contador, a quien también disparó, antes de entrar al despacho del juez Ciampi, al que mató de dos balazos.

Tras el ataque Giardiella escapó en una motocicleta y fue arrestado una hora y media después de los hechos en la localidad de Vimercate, a unos 30 kilómetros de Milán, en donde reside otro de sus socios al que se presume también quería matar.

Medios locales reportaron que al momento de ser detenido Giardiella, que acumula varias quiebras en su currículum empresarial, dijo que quería vengarse de quienes lo habían arruinado.

Bruti Liberati salió al paso de las críticas por el hecho de que un hombre armado ingresó a la sede de los tribunales milaneses.

Aseguró que todos los detectores de metales de las entradas funcionan, así como las videocámaras y que el hombre pudo pasar sin problemas porque habría presentado una documentación falsa que le permitió ingresar sin ser revisado.

Al respecto, el primer ministro, Matteo Renzi, anunció una indagación para deslindar responsabilidades, ya que consideró hubo 'fallas evidentes en el sistema de seguridad'.

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