La larga novela del conflicto entre el técnico Leonardo Astrada y el plantel de futbolistas de Cerro Porteño finalizó anoche con la salida del entrenador argentino y su cuerpo técnico.

La armonía del grupo se rompió con la sanción a Jonathan Fabbro, la separación de Fidencio Oviedo, la eliminación prematura de la Copa Libertadores y el bajo rendimiento del equipo, que no respondió a la exigencia de Astrada, quien se vio obligado a renunciar al cargo.

Ayer, el presidente Juan José Zapag se reunió con los tres miembros del departamento de fútbol, donde analizaron todas las cuestiones relacionadas a los problemas internos del plantel con el cuerpo técnico y viceversa, hecho más que elocuente durante las últimas semanas. La reunión se llevó a cabo en las oficinas del titular azulgrana y estuvieron presentes Eduardo Viola, Daniel Prieto y Óscar Zaputovich.

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Tras el encuentro, el presidente se reunió con Astrada, en donde no hubo acuerdo para continuar y el técnico se alejó de Barrio Obrero.

"Si noto que el equipo no responde a mis exigencias o si me quieren imponer jugadores", en referencia al retorno de Fidencio, "me voy", había dicho Leonardo. El plantel respondió en el clásico ante Olimpia, pero ante Guaraní no hubo actitud y ni compromiso, además, no se sabe si anoche quisieron imponerle los retornos de los separados como Oviedo, Daniel Güiza y Mauricio Sperduti. Lo concreto es que el argentino ya no es el entrenador y ahora la dirigencia se aboca con todo para concretar lo antes posible al reemplazante.

"En caso que no continúe no tenemos un plan B. Si se va, puede ser un problema", había dicho Zapag. No obstante, surgió el nombre del también argentino Pedro Troglio, quien podría ser una de las alternativas para dirigir al equipo. La otra opción es que retorne Francisco Arce a su casa, pero también será para continuar con los conflictos con el plantel, porque es sabido que no lo quería a Fabbro en el equipo.

Según se supo, el principal problema no era con Astrada sino con Hernán Díaz, el asistente y hombre fuerte del cuerpo técnico. Intentó poner disciplina con mano dura y hasta con maltratos de palabra para con algunos jugadores. Sobre todo, los juveniles fueron los que más recibieron las "sabias palabras" del argentino. Por esta razón, los más experimentados se unieron y fortalecieron al grupo.

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